UNA MAYORÍA PARLAMENTARIA CORRIGE LOS ERRORRES DE LA LEY DEL SÓLO SÍ ES SÍ
.-La reforma de la Ley estrella de la ministra Irene Montero sale adelante con los votos del PP y del PSOE y la oposición de los partidos que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez.
En medio de la polémica interminable que ha envuelto los flagrantes errores de la Ley más esperada, necesaria y deseada para proteger a las mujeres, hoy por fin y, después de siete largos meses, una mayoría parlamentaria ha corregido técnicamente los defectos de su articulado en el Código Penal que han permitido en todo este tiempo las rebajas de condenas de un millar de delincuentes sexuales y la salida de la cárcel de más de un centenar de ellos.
“Efectos indeseados”, “chapuza legislativa”, “Ley fallida”… llámenle como quieran. Lo cierto es que modificar las consecuencias negativas de esta Ley se hacía imprescindible y ha tardado demasiado tiempo. En estos siete meses la cadena de despropósitos que ha beneficiado a delincuentes sexuales ha calado en la sociedad, ha generado en las víctimas una ansiedad añadida a sus ya graves secuelas, ha desencadenado una tormenta política general, ha provocado la crisis más profunda en el seno del gobierno de coalición y, para colmo, ha agravado el desencuentro feminista.
Da igual de dónde hayan salido los votos para evitar que perdure el desaguisado. No importan los calificativos ni los eufemismos políticos con los que se ha querido pretextar el protocolario gesto de apretar el botón que resume cada decisión de las Cortes. Tampoco los asientos vacíos o las caras, ceños fruncidos y aplausos que reflejan los escaños. Y mucho menos es ya de recibo justificar todo lo sucedido desde el pasado mes de septiembre en torno a si se respeta o no el corazón de la Ley. No valen ni siquiera los reproches de falta de unidad. Lo que importa a estas alturas es que las horquillas de penas se han vuelto a subir, que el consentimiento sigue ahí y que, aunque haya todavía delincuentes sexuales que puedan verse favorecidos a corto o medio plazo por la resaca de los anterior, el parche ha sido colocado y esta grave anomalía legal que favorece a los agresores tiene sus días contados.
El asunto ha quedado zanjado con mayor o menor diversidad de opiniones, pero en su corolario permanecen dos tramas principales sin desarrollar. Por un lado, la del pavoroso silencio ante las inexorables disculpas que se merecen las víctimas de agresiones sexuales y la ciudadanía en general -suena endeble el amago que hizo el presidente- y, por otro, la que encubre una vergonzosa ausencia de responsabilidades políticas ante el desatino engendrado, algo impensable en democracia.
Entretanto, las mujeres, por esta vez foco de atención, asistiremos a partir de ahora a la nueva lectura de la Ley del sólo sí que haga cada partido o formación política según convenga a sus intereses electorales como viene siendo habitual. No se lo pierdan porque este sí será el verdadero teatro, el auténtico escenario en el que cada cual pretenderá representar su reinventado melodrama si es que las urnas que se avecinan se lo permiten, o las otras. Atentas a la crítica autorizada más legítima.
Mujeres del Sur.