Película sobre violencia de género que Carmen Jiménez Lirola (Sevilla Cinéfila) recomienda y cuya crítica dedica a las 20 mujeres asesinadas en nuestro país en 2021.
Para Laura, Conchi, Mari Carmen, Mari Cruz, Jordina, Paula, Pilar, María Soledad, Warda, Mohamed, Betty, Lucía, María Teresa, Katia, Nicoleta, Alia, Katherine, Rocío, Alicia, Elena, Anna, Olivia y muchas otras cuyos nombres no se han hecho públicos, asesinadas por el terrorismo machista en lo que va de año. Fuente: FEMINICIDIO. NET. Hermanas, nosotras no olvidamos.
En este marco, en el intolerable, insoportable e inadmisible marco de estos crímenes del terror machista, que ha arrebatado las vidas de mujeres de todas las edades, de dos niñas y un niño, ve esta firmante la película que nos ocupa. En este contexto, tan lacerante y doloroso, al día siguiente de una noche en la que la mejor gente de este país se concentró en sus Ayuntamientos para clamar contra estas infamias, visiona ‘Solo una vez’.
O lo que es lo mismo, la ópera prima del productor, editor y realizador de tv y publicidad Guillermo Ríos Bordón, de 80 minutos de metraje, adaptando la obra teatral homónima de la autora, directora y escritora Marta Buchaca, cosecha del 79, quien ha escrito también su guión. Su excelente fotografía la firma Roberto Ríos y la banda sonora se nutre de temas conocidos que, a veces, se dejan oir a destiempo.
En su reparto, agradecer la vuelta al cine – tras cuatro años de ausencia – de la siempre magnífica Ariadna Gil y la revelación de los notables registros dramáticos de Álex García y Silvia Alonso, el trio protagonista, a quienes acompañan en roles más episódicos Mari Carmen Sánchez, Isa Montalbán y Javier Martos.
Su historia sigue a una pareja de escritor y editora quienes, tras siete años de relación. se enfrentan a una denuncia por agresiones ejercidas por el primero sobre la segunda. que pone el padre de la mujer y que ambos niegan. Esto hace que deban someterse a unas sesiones de terapia de pareja de una psicóloga de un servicio de atención a mujeres que sufren violencias machistas. Paralelamente, esta profesional es acosada por el ex marido de una de sus pacientes quien acaba también por hacer lo propio con su hija adolescente.
Quien esto firma esperaba, y quería, que la película fuera un claro alegato contra estas matanzas en el fondo, aunque no necesariamente en las formas. Deseó la rabia en carne viva, demoledora e implacable, y… se encontró con la sutileza. Una sutileza de juego de miradas, de diálogos, de interacciones a dos de la pareja entre sí, de cada uno de ellos con la terapeuta y a tres. Una aproximación diferente habitada también por unos desasosegantes clímax y catarsis.
Una sutileza en clave de thriller en la que las dinámicas van revelando el rostro de un agresor “atípico”, de una víctima “atípica”, aunque no haya tales conceptos, que niegan la mayor por razones de signo opuesto. Pero los hechos incontestables y el buen hacer profesional de la analista les pone frente a sus espejos. Sin equidistancia, porque no hay equidistancia posible en este horror.
El dominio, el poder, el control, los celos, la posesión en el varón;, el miedo, el bloqueo, la angustia paralizante, la culpa inducida, el maltrato psicológico y el físico, las renuncias, los síndromes postraumáticos en la mujer… son desvelados. Y no se dan solo una vez.
Una aproximación interesante aunque insuficiente, lastrada por la subtrama del acoso que, aunque de lugar a una pirueta final sorprendente e ingeniosa, resulta forzada y artificiosa. Todo ello, junto a una conclusión demasiado abierta, efectista, aunque también oscura e inquietante, estaría en el saldo negativo.
Pero claro que debe verse. Háganlo también por las que ya no están.
Carmen Jiménez
Crítica de Cine