VIAJAR CON EL CORAZÓN EN LA MALETA
– Esta ONG, creada por Mónica Herreras, organiza viajes solidarios para ayudar a mujeres y niñas en países donde se vulneran sus derechos.
– El 80% de quienes eligen estas vacaciones participativas son mujeres.
– Los proyectos están dirigidos por los habitantes del país donde se asientan, fomentan la economía local y permiten conocer personas y realidades muy diferentes.
Por Sara Ramos
Mónica Herreras trabajaba en una multinacional financiera donde ganaba un buen sueldo y sin embargo no se sentía personalmente satisfecha porque, a pesar de las buenas condiciones laborales, echaba en falta una implicación social que ella cubría en su tiempo libre.
M.H.: -«Esa ausencia la rellenaba haciendo voluntariado, concretamente con esos viajes que yo siempre he entendido como un aprendizaje. Viajes para conocer otras realidades, para sumergirte en cosas que realmente en el día a día nos quedan lejanas y que también nos ayudan a entender mejor el mundo en el que vivimos y a relativizar nuestros problemas».
En 2010 viajó a Kenia para participar en el nacimiento de un proyecto de comercio justo para el empoderamiento de la mujer.
M.H.: –«Había diferentes talleres, como los de textil o reciclaje, donde se formaba a las mujeres a la vez que se daba educación y formación gratuita a los hijos y las hijas de estas mujeres que suponen uno de los principales obstáculos para emprender siendo mujer en África ya que ellas son las que se encargan de los pequeños. Los hombres, trabajen o no, no se ocupan de eso. En el proyecto que yo participé como voluntaria las mujeres podían conciliar, algo que hubiera sido imposible de tener que estar pendientes también de educar y atender a sus hijos.»
Ese viaje a Kenia marcó un punto de inflexión en su vida y decidió liarse la manta a la cabeza dándole un giro de 360º.
M.H.: –«Como las fundadoras del proyecto necesitaban ayuda pedí una excedencia en mi trabajo y volví a África un año para coordinar otro programa de voluntariado. A la vuelta ya no me veía haciendo lo mismo de los últimos siete años y entonces dejé el trabajo y empecé a explorar diferentes opciones. Me dí cuenta que había muchas personas que, como yo, tenían inquietud y ganas de viajar de forma diferente y solidaria para poder aportar su granito de arena. Y también muchos proyectos que necesitaban voluntarias y voluntarios, pero que no tenían la infraestructura necesaria para buscarlos.»
Así nació Tumaini, una palabra que significa «esperanza» en suajili, el idioma oficial de Kenia y otros países africanos y que da nombre a una ONG donde se pone en contacto a las personas con proyectos solidarios, principalmente en Asia, África y América del sur.
MUCHO MÁS QUE UN VIAJE
M.H.: –«Cuando empezamos nosotras buscábamos los proyectos, pero ahora las ONG’s nos escriben para pedirnos que les ayudemos a encontrar voluntarios. La gente llega a nosotras por el boca a boca, esa es nuestra principal fuente. También nos encuentran buceando en internet y a veces damos charlas en universidades o empresas que hacemos a medida de las necesidades que tienen los diferentes proyectos solidarios. Hay universidades, sobre todo en el extranjero, que becan a estudiantes que hacen este tipo de viajes porque consideran que la experiencia forma parte de su educación no formal y se valora en el currículum.»
Esta es una tendencia en alza en muchos países donde las universidades presentan en su itinerario docente asignaturas de educación en valores o relacionadas con la igualdad de género. Es una manera de iniciar a la juventud en movimientos sociales necesarios y fundamentales para ayudar a mejorar la situación de las mujeres en la sociedad mundial.
DONDE SE VULNERAN LOS DERECHOS DE LA MUJER
M.H.: –«Es que hay muchos lugares donde la situación de las mujeres es como la que había en España hace 50 años, se vulneran diariamente sus derechos. Por ejemplo, en Kenia están muy extendidos los malos tratos y en algunas etnias son algo habitual, hasta el punto que en la noche de bodas, el marido le da una paliza a su esposa para que ella sepa quién manda. Y las mujeres lo aceptan. Para ellas se ha convertido en una referencia cultural…»
Por eso son tan importantes estos viajes solidarios. Para dar pasos y que las niñas sepan que esa realidad se puede cambiar.
M.H.: -«Puede parecer una tontería, pero cuando ellas ven que los voluntarios se lavan ellos mismos la ropa… eso no lo hace ningún hombre en Kenia. Y cuando las niñas ven que los hombres colaboran y hacen las mismas tareas que las mujeres, son conscientes de que existe otra forma de hacer las cosas. Es verdad que los cambios de mentalidad no se dan de un día para otro, tienen que hacerse poquito a poco. Cuando los voluntarios lavan o cocinan, las niñas se dan cuenta de que las cosas se pueden hacer de otra manera. Y esa convicción es una semilla que irá creciendo en ellas y las capacitará para mejorar su situación en el futuro.»
Los pilares de Tumaini son las mujeres, los niños, la fauna y el medio ambiente.
M.H.: –«Aunque la gente nos confunde con una agencia de viajes, Tumaini es una ONG para el desarrollo. Nosotras no nos ocupamos de vuelos, seguros o equipajes. Colaboramos con otras ONG’s y gestionamos solo al voluntariado y su colaboración en distintos proyectos, tanto en centros de rescate de animales como de protección de medio ambiente, educación de menores y sobre todo, empoderamiento de mujeres. Trabajamos con 22 proyectos en diez países diferentes.»
Países donde la vulneración de los derechos de la mujer ofende y provoca rechazo.
M.H.: –«Es complicado poner en la balanza qué es lo peor si hablamos de mutilación genital femenina o de la destrucción social y económica de las mujeres que se divorcian, pero creo que en Kenia e India es donde se pisotean escandalosamente sus derechos. Claro que no se quedan atrás Perú o Bolivia… en casi todos los países donde trabajamos existe muchísima desigualdad entre hombres y mujeres.»
PROYECTOS SOLIDARIOS
Además de poner en contacto a voluntarios con proyectos solidarios, Tumaini también gestiona uno propio en Nepal.
M.H.: -«Es un proyecto educativo que pusimos en marcha hace años con estudiantes de Secundaria. La primera promoción salió el año pasado y ya han vuelto a su aldea para impartir formación. Estamos muy satisfechas y orgullosas del resultado.»
En el resto de proyectos Tumaini colabora con las ONG’s que ceden a la población la autonomía de la gestión.
M.H.: –«Casi todos los proyectos están fundados por personas locales, algo que para nosotras es muy importante, son mujeres lideradas por mujeres y ellas son conscientes de sus necesidades. Eso es lo mejor porque nosotros muchas veces vamos a esos países con visión occidental y no es eso lo que necesitan. Por eso Tumaini trabaja en su empoderamiento y las apoya buscando voluntariado para ayudarlas. Cuando el proyecto termina, seguimos manteniendo contacto y estando ahí por si necesitan algo.»
Mónica Herreras le tiene especial cariño al trabajo que hacen en el centro de rescate y acogida de niñas y niños en Kenia, quizá porque allí fue donde cambió el rumbo de su vida.
M.H.: –«Es un centro fundado por una keniata que hace casi 20 años empezó a recoger en su casa peques que no tienen familia, han sido abandonados, tienen padres drogodependientes, han nacido con VIH o albinismo… todos están en situaciones muy vulnerables. Esas niñas acogidas en su día cuando vivían en la calle lideran ahora nuevos proyectos. Es una labor increible la que hacen. Ver cómo ha cambiado la vida y las oportunidades de futuro que se abren ahora para más de 3.000 niños y niñas es precioso. Date cuenta que en África las mujeres y las niñas viven situaciones tan dramáticas como el matrimonio infantil a los 10 u 11 años o la mutilación genital. Y muchas veces están de acuerdo porque para ellas significa que ya están preparadas para pasar de niña a mujer y se emocionan con el cambio… convencerlas de lo contrario es muy complejo.»
Las propuestas viajeras de Tumaini se adaptan como un guante a cada persona, son flexibles tanto en fechas como en la aportación que cada uno hace al proyecto.
M.H.: –«Hay personas que lo tienen claro, te llaman y te dicen que quieren ir a determinado proyecto porque se han enamorado de él. En otros casos buscamos la adaptación a determinado programa. Si viene del mundo financiero, pues le ofrecemos trabajar en temas de planificación o impartir talleres de contabilidad, por ejemplo. Buscamos que estos viajes tengan el máximo impacto positivo tanto para la persona como para el proyecto. Pueden ser estancias largas, pero lo habitual es que sean de dos semanas y necesitamos plantear un programa organizado para que ambas partes aprovechen el tiempo. Además, date cuenta que se necesitan unos días de adaptación mutua porque en el destino la cultura y el ritmo son muy distintos a los de aquí.»
SOLIDARIDAD FEMENINA
Los viajes se pueden organizar para grupos de amigos o familias a quienes les apetece vivir una experiencia de este tipo, pero la mayoría son a título individual. Eso si, hay un perfil muy recurrente.
M.H.: –«En el 80 % son mujeres que viajan solas, profesoras la mayoría. También vienen desde abogadas hasta economistas, incluso este año hemos tenido una pastora. Luego hay dos rangos de edad: uno de 18 a 28 años y otro de 30 a 50. Y con una mayoría aplastante de mujeres. Porque en el mundo de la solidaridad, en general las mujeres son las protagonistas.»
Antes de subirse al avión hay que tener claras dos cosas, dice Mónica Herreras: la motivación personal y saber que no vas a un destino turístico para pasar el rato, sino para trabajar.
M.H.: –«Si lo que quieres es hacerte fotos con niños o ir a la playa, estos viajes no son para ti porque la manera de implicarte será muy superficial. Si el objetivo es empaparte de la cultura y echar una mano en lo que se necesite, estos viajes ofrecen una experiencia única para la que se necesita una pequeña formación previa para reflexionar y minimizar posibles impactos negativos. Hay que tener claro que no se va a un hotel de cuatro estrellas y que el nivel de confort puede cambiar de un proyecto a otro. Puedes estar igual en el centro de Cusco (Perú) o en medio de la selva, con todo lo que eso implica. Por eso es necesario pensarlo muy bien. Hay gente que va con muy buena intención, pero sin formación puedes cometer errores involuntarios que pueden ser muy perjudiciales.»
Mónica y su equipo han sorteado la pandemia y aguantado el chaparrón reduciendo costes y precios para adaptarse a la adversidad. Y aunque aún hay gente con miedo a viajar, atrás quedan los años más duros.
M.H.: -«Hemos intentado en todo momento que el precio no sea una barrrera para acceder a una experiencia de este tipo porque somos conscientes de que trabajamos con voluntariado. Por eso hemos minimizado los costes al máximo. Por ejemplo, aunque tenemos la sede en Madrid, decidimos cerrar la oficina y trabajar desde casa con lo que nos quitamos de encima importantes gastos fijos. Nos compensa ver cómo los proyectos van creciendo y las mujeres se van empoderando en sus países de origen. Se convierten en nuestras particulares influencers… en países donde no es fácil ser mujer, como Kenia o Perú, su trabajo tiene un impacto enorme y aunque no hay ni redes sociales ni prensa, se convierten en mujeres inspiradoras capaces de cambiar las cosas. Es muy gratificante asistir a ese proceso.»
«En Perú hay un proyecto precioso de una periodista española que montó una radio comunitaria. Ahora son las peruanas quienes están al mando de la emisora. Para ellas es una manera rápida, ágil y actual de mantenerse informadas y poder contar sus propias historias personales. Eso les ayuda en su empoderamiento.»
VIAJES QUE ENGANCHAN
Casi el 30% de las personas que prueban uno de estos viajes solidarios, repiten. Según Mónica Herreras, porque después de conocer esta forma de ver el mundo es difícil viajar de otra manera.
M.H.: –«Realmente son viajes que llevan añadido un crecimiento personal y un aprendizaje muy grande, en todos los sentidos. Pasar unos días en un resort puede ser algo muy cómodo, pero beneficia a grandes operadoras que ya ganan mucho dinero. En ese tipo de viaje solo el 10% de lo que pagas se queda en el destino, el resto es para las operadoras. Si quieres viajar de otra forma, fomentar la economía local, sumergirte en realidades diferentes y desconocidas, lo tuyo son los viajes solidarios».
«Hemos tenido muchos casos en los que nuestros viajes han cambiado la vida de una persona, como me pasó a mi. Por ejemplo, a una chica que viajó con Tumaini a Nepal, se enamoró del país, dejó su trabajo y volvió allí para crear un proyecto de apoyo a los niños y las niñas.»
Una opción de vivir unas vacaciones alternativas, de conocer destinos y personas diferentes a las que aportar tu granito de arena. Para vivir la experiencia solo hace falta, además del pasaporte y el billete de avión, meter el corazón en la maleta.