Por Kechu Arámburu.
La virulencia del tiempo que ya llegó, cargado de asesinatos además de biológicos, sociales, y culturales, a manos de un poder patriarcal, tan enraizado en cada mota de polvo, como depredador, y silencioso.
Nos obliga a salir del este letargo, temeroso de mover los cimientos necesarios, para erradicar la violencia de género.
Blanqueada con mil medidas, mil pactos, miles de estudios, miles de silencios, pero que no rebaja la cifra de mujeres asesinadas, y de hijos e hijas huérfanas.
Sin pausa hay que dar mucha más intensidad, a las luces largas, y encender las cortas sin tregua.
Las alarmas llevan tiempo disparadas, no sólo por la reciente crisis del feminismo, qué también, sino especialmente por la implacable, insostenible, y letal ofensiva del patriarcado.
El riesgo extremo para las mujeres, y para la propia democracia, emplaza severamente al gobierno, organizaciones, movimiento feminista, y sociedad a resetear, reflexionar, y diseñar nuevas estrategias, con nuevas herramientas, y con derroche de firmeza.
Todo lo puesto en marcha, para detener la violencia de género, amén de a los alargados, afilados y mortíferos tentáculos del patriarcado, es bienvenido, pero hoy es absolutamente insuficiente.
Han saltado todas las costuras de la subordinación, y la desigualdad de la mujer, están asesinando a las mujeres, por cumplir el rol de mujeres.
El arsenal es más bélico que el de las guerras, todas las armas valen, estrangulamiento escopeta, atropello, cuters…
Son mucho más grave que los crímenes de guerra, se selecciona la víctima, y con alevosía y saña, se la asesina a ella y su, entorno, tambaleándose cada vez más las conquistas conseguidas con el sudor de años de lucha, y secuestrandonos el derecho a la vida.
Parece que se estuviera novelando la cotidianidad, pero no, lo que está sucediendo es así de terrible.
Lo más increíble, es pensar que esta batalla, se resuelve haciendo más de lo mismo, o parecido.
Esto se ha roto, no hay parche, ni remiendo que detenga esta sangria, si se continúa por la misma senda.
Septiembre, ya es tarde, ya… ya hay que aparcar lo otro, y lo de más allá, para asumir lo más importante, la responsabilidad de abordar la tarea de intervenir en la raíz de esta vieja, pero recrudecida ofensiva del patriarcado, y sus cómplices, que requiere un redoblado e inclusivo esfuerzo, para junto a todo lo demás, detener esta matanza.
Ante la ferocidad de los acontecimientos, sería una negligencia, que alguien continuara por la senda de los parches, y cumplimiento de agendas genéricas, o específicas articuladas para tiempo de paz. Y olvidémonos del bizantino entretenimiento de practicar el socorrido deporte de galgas, o podencas, el cual debería estar fuera de cualquier hoja de ruta, tanto de las cúspides, como de las bases sociales.
«La emergencia feminista» en clave supervivencia, y sostenibilidad es troncal, en el precipicio del cambio climático.
Este campo de batalla, que han diseñado, tiene muchos frentes, pero constaten como nosotras estamos en la diana, y al planeta es inviable salvarlo, sin la mitad de la población, sin nosotras.
Kechu Arámburu es filóloga, profesora de Género, ex eurodiputada, ex diputada y ex parlamentaria andaluza con IU. Actualmente es independiente.