Por Macarena Carvajal.
Estamos en un lugar poco poblado y maravillosamente conservado de Portugal. Se trata del Parque natural del sudoeste alentejano y costa Vicentina.
Su costa tiene una inmensa variedad de paisajes. Es un paraíso geológico; aquí se encuentran ejemplos de pliegues y cabalgamientos, acantilados de más de 100 metros de altura en continuo peligro de desmoronamiento, playas serenas y de aguas transparentes, rocas de formas caprichosas de arenisca y caliza que sobresalen de un mar muy frío, punzantes relieves de pizarra negra y lisa, piscinas naturales que se llenan de caracoles erizos y cangrejos.
Las playas son salvajes, solitarias y cien por cien surferas.
El colorido llama la atención por su variedad, verde vegetal en los alrededores, rojo fuerte de la arcilla, arenas anaranjadas, oscuros acantilados pizarrosos, doradas y amarillas dunas.
Hay pocos chiringuitos pero siempre el plato estrella es el percebe y de acompañamiento la batata dulce.
La zona es silencio, tranquilidad, puestas de sol relajantes y calas maravillosas.
A todas las playas, Playa dos homes, Amoreira , Bordeira, Arrifana, Carvalhal, Amado, Odexeice, o Carriagem, se llega desde la ciudad de Aljezur, que se encuentra en el camino de la ruta del rey Almutamid de Sevilla. Esta ruta histórica atraviesa el Alentejo, el Algarve y entra en Andalucía acabando en Cortegana provincia de Huelva.