–La mujer, de 39 años, murió en Cartagena a principios de enero, por perforación de varios órganos después de someterse a una lipoescultura.
–La jueza que investiga el caso no ha inhabilitado al supuesto cirujano plástico, Javier Alejandro M., al que le ha retirado el pasdaporte. La familia ha ampliado su denuncia al anestesita de la operación.
–Hoy cualquier médico, con un máster online, puede hacer una cirugía estética.
Por Consuelo Escudero
Después de luchar en la UCI durante 29 días, tres operaciones de urgencia y varias transfusiones, Sara Gómez fallecía en el Hospital Santa Lucía, en Cartagena, el 1 de enero de 2022, a consecuencia de las terribles heridas internas provocadas por una lipoescultura. Una intervención de cirugía estética muy demandada y que no suele presentar complicaciones. No fue así en el caso de Sara. A ella la operó un cirujano cardiovascular, sin más preparación en cirugía estética que un máster. Una práctica difícil de controlar por el vacío legal existente.
Un limbo legal que permite y ampara el fraude y el intrusismo y que denuncian los médicos especializados en cirugía plástica, reparadora y estética. Porque actualmente, cualquier médico que haga un máster online de 800€ puede realizar, aún sin experiencia previa, este tipo de intervenciones.
Los cirujanos plásticos exigen que la Ley evite el intrusismo profesional y muertes como la de Sara Gómez
María Yagües es cirujana plástica y opera en el hospital Quirón de Málaga. Conoció el caso de Sara Gómez por las redes sociales. » Me sorprendió muchísimo. Pensé, eso no puede ser. Creí que exageraban porque es prácticamente imposible que le pueda ocurrir eso a un cirujano plástico. Es verdad que siempre que entras en un quirófano corres riesgos y puede haber complicaciones, pero no así. Me parecía imposible…»
El parte médico emitido por el hospital público donde murió Sara no deja lugar a dudas sobre las gravísimas consecuencias de la operación: necrosis abdominal anterior, edema y congestión gastrointestinal, múltiples perforaciones intestinales de 0.5 a 2 cm, peritonitis biliar y múltiples laceraciones hepáticas.
Según la familia de la víctima, que ha denunciado al cirujano y al anestesista, fue una carnicería. «Es que es muy desproporcionado el daño para la intervención a la que se sometió Sara, señala la doctora Yagües. Si en vez de las perforaciones me dices que ha hecho una trombosis venosa… eso es algo que , aunque es muy poco frecuente , está dentro de los posibles riesgos. Pero lo que ha pasado es tan anormal, tan excepcional que nos conmociona a todos.»
Un peligroso vacío legal
El médico que operó a Sara Gómez no era especialista en cirugía plástica, era cirujano cardiovascular. En su defensa ha dicho a los periodistas que tenía un máster en estética, una formación mínima a juicio de profesionales como María Yagües. «Hoy en día hacen más liposucciones y lipoesculturas médicos que no son cirujanos plásticos. Aunque parezca increible, es suficiente con que tengan el título de Medicina y hayan hecho un máster de 800€ online, por ejemplo.»
Una afirmación que asusta y sorprende si tenemos en cuenta la exigente preparación que reciben y los requisitos que tienen que cumplir en España los cirujanos plásticos. Además de estudiar medicina ienen que ocupar un lugar entre los 500 primeros de los 10.000 facultativos que se presentan al MIR. Y después de su formación legal suelen trabajar un tiempo como ayudantes hasta llegar a practicar una intervención como primer cirujano en quirófano. En total, 12 años de estudio hasta conseguir el título oficial.
-«La nuestra, añade la doctora Yagües, es una cirugía de medios, no de resultados. No puedes garantizar el resultado al cien por cien porque no existe la perfección. Parece que la cirugía estética se puede banalizar ya que al estar sano el paciente no parece que haya mucho riesgo en la intervención. La percepción social es que el riesgo es menor y nada más lejos de la realidad. No deja de ser una operación y siempre que se entra en quirófano hay que asumir unos riesgos.»
Riesgos que se minimizan si uno acude a especialistas contrastados. «Los miembros de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) llevamos mucho tiempo luchando para evitar el intrusismo y pidiendo una legislación que califique como delito casos como el de Sara, afirma la cirujana, pero lamentablemente todavía queda mucho por hacer.»
Asesorarse y desconfiar de las ofertas
La muerte de Sara pone de nuevo sobre la mesa los engaños y las malas prácticas que existen en el mundo de la cirugía estética, de momento difíciles de evitar y castigar legalmente. Aunque si hay cuestiones que, como usuarios, debemos tener muy en cuenta.
–«Lo primero, sospechar de las ofertas, dice la doctora Yagües. En el mercado de la estética el precio es libre y cada cirujano pone el suyo, aunque normalmente la misma operación suele tener precios similares. Pero nuestro código ético no permite los sorteos, ni las ofertas 2×1. Estamos hablando de intervenciones quirúrgicas que conllevan riesgos. Tenemos que ofertar al paciente todos los medios posibles para evitar posibles complicaciones y la seguridad se paga, ahí está la diferencia de precio. La salud no se oferta».
También hay que buscar centros acreditados. «Por supuesto, afirma María Yagües. La ley es muy esctricta a la hora de autorizar una clínica. Y el cirujano plástico especialista opera siempre en clínicas acreditadas o en hospitales que tengan UCI y servicio de reanimación. Puede ser más caro, pero merece la pena en el caso de intervenciones mayores porque si se presentan complicaciones y hay que trasladar al paciente se puede perder un tiempo precioso.»
Y lo más importante, ponerse en manos de un especialista. » Es fundamental. Hay que acudir a los colegios médicos o a la SECPRE y asegurarse que el médico que va a realizar la intervención es un cirujano plástico titulado. Sólo así, asegura Yagües, estaremos evitando complicaciones. Cuando uno decide hacerse una operación estética es porque quiere sentirse mejor física y psíquicamente, pero eso no quiere decir que no existan riesgos. Por eso la mejor garantía es la cualificación del cirujano».
En 2020 se realizaron en España 400.000 operaciones por valor de 2.800 millones de euros, la mayoría a hombres y mujeres de entre 30 y 44 años. Son números que dejan clara la relevancia de la cirugía estéticica, plástica y reparadora en nuestro país.
Como Sara Gómez muchos jóvenes buscan sentirse mejor con su cuerpo gracias a intervenciones estéticas. «En los últimos años se han puesto de moda las liposucciones y lipoesculturas para definir los músculos rectos del abdomen, lo que familiarmente conocemos como la tableta. Es tan habitual que pueden parecer intervenciones menores y no lo son. Para estas, como para cualquier otra operación hay que buscar siempre a un especialista. Aunque desgraciadamente y mientras no cambie la ley, concluye la doctora Yagües, si alguien quiere hacerse algún retoque con precios por debajo del mercado, siempre va a encontrar a alguien que se lo haga».
Consuelo Escudero es periodista.