VOLANTAZOS A CORAZÓN PARTÍO
.-Irene Montero parece dispuesta a modificar la Ley del sólo Sí es Sí por no dañarle el «corazón» y para que no peligre la coalición de Gobierno.
.-En cualquier caso, si los ajustes no tienen carácter retroactivo, las rebajas de condenas podrían seguir manteniéndose todavía a unos 2000 agresores sexuales más.
Estamos a un paso de terminar enero y aún no sabemos qué va a pasar con la Ley del sólo Sí es sí, salvo que el goteo acelerado de rebajas de condenas sigue su curso imparable y ya se acercan a 300 los delincuentes que han visto disminuir sus años de prisión por agredir y abusar sexualmente de las mujeres, y casi una veintena de ellos ya se pasea tranquilamente por las calles dejando víctimas aterrorizadas por los rincones.
A su pesar, y después de tres meses enrocada en el no, a la Ley no se le toca una coma, ahora la ministra de Igualdad, Irene Montero, parece mostrar cierta apertura al cambio aunque tampoco se haya pronunciado muy abiertamente. Sólo aparenta estar convencida de que el movimiento de ficha que se le exige desde todos los ámbitos –políticos, jurídicos y sociales- incluída buena parte del movimiento feminista, será para evitar el mal mayor de que «peligre la coalición del Gobierno» o, lo que sería peor, el «corazón», dice, de su Ley favorita. Se vería obligada así a defender la sístole del consentimiento ante la amenaza de la diástole que planea la derecha para «volver a donde estábamos» cuando la manada, como asegura su colega Ione Belarra.
Hay que respetarle que se agarre a la brocha cuando la escalera de sus argumentos no se sostiene y ha hecho bien la ministra en señalar al corazón de la Ley, pero se ha equivocado con el dedo. El meollo está en el derecho a la libertad sexual de las mujeres, principal objetivo de una norma que ha demostrado no cumplirse desde el momento en que beneficia a los que se la niegan, precisamente los agresores sexuales que están viendo como, paradójicamente, se rebajan sus condenas.
También es de agradecer que Montero quiera velar por la coalición de gobierno que le da de comer aparte de sentido político a su vida, y más gratificante aún si reconociera que muchos de los apuros que ha sufrido esa coalición vienen directamente desde sus propias filas, a veces con consecuencias que superan los estropicios que ya quisiera causarle la oposición.
Pero ahora que los insultos han bajado de tensión, los dardos belicosos se han derivado hacia el tejido empresarial y se ha pronunciado a favor del cambio de la Ley del sólo Sí es Sí hasta el ministro Iceta es momento de tomarle la palabra a la ministra, aunque la haya dado con la boca chica, y ponerse manos a la obra para acabar con los estragos de una norma que la ciudadanía esperaba con los brazos abiertos y en cambio la mantiene escandalizada.
Modificarla no va a ser fácil aunque Montero dé el visto bueno. El ajuste técnico del que se habla deberá presentarse como enmienda en alguna Ley Orgánica para que pueda ejecutarse el cambio. En el ministerio de Justicia se apunta la posibilidad de utilizar como instrumento el proyecto de Ley de eficiencia organizativa del servicio público de justicia que se encuentra en trámite parlamentario. Lo deseable sería que los cambios necesarios se incorporasen al Código Penal lo antes posible, no obstante, fuentes jurídicas consultadas por Mujeres del Sur aseguran que los ajustes no tendrán carácter retroactivo y que las rebajas de condenas van a seguir manteniéndose durante los próximos meses pues hay casi 2000 sentencias de delincuentes sexuales que podrían acogerse a la primera redacción de la Ley.
Aún aceptando como parece el cambio de esta norma jurídica, el calvario político de la ministra Montero no ha hecho más que empezar. Ya se lo recordó recientemente su otrora colega, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, cuando le dirigió estas palabras: «Quien crea que haciendo leyes gana las elecciones no sabe en qué mundo vive». En estos casi tres últimos meses a Montero le han llovido las críticas y lo peor es que en la ciudadanía están calando al referirse a ella los calificativos de «arrogante» y «soberbia», por su enrocamiento en la defensa a ultranza de su código legal frente a la contundencia de los delincuentes beneficiados o en la calle. Obviamente el PP no ha tardado en decirle que quien debe de irse a la calle es ella.
LÍO DE LEYES
Irene Montero sabe que su dimisión la pide toda la oposición, y que también se critica su gestión desde el partido de sus socios, el PSOE, igual que desde importantes y cualificados sectores del movimiento feminista, expertos grupos de juristas, agrupaciones de jueces, víctimas de agresiones sexuales y una buena parte de la ciudadanía que asiste perpleja a este embrollo. Las voces más pesimistas auguran todavía un posible caos mayor cuando entren en vigor otras leyes estrellas como la Trans, parida en su Ministerio, o la de Bienestar Animal que aunque de refilón, también le afecta.
Ella sabrá si tiene que irse o no, otros decidirán si deben echarla. Pero primero, por el bien de las mujeres que arregle la Ley, después, por el bien de la coalición, ya se verá.
Nani Carvajal