PARÍS 2024 CON GAFAS VIOLETAS
Por Paula Gómez Rosado
Hablar de los Juegos Olímpicos de París con gafas violetas supone ir más allá de nombres y medallas, aciertos y desengaños o tópicos y mitos.
Hay un dato que merece la pena destacar: por primera vez los Juegos son paritarios: 10500 atletas, 5250 mujeres y 5250 hombres. Qué pensarían si pudieran verlo desde el sofá de casa aquellas pioneras que tanto les costó las tomaran en serio. O aquellas primeras españolas que participaron en los Juegos Olímpicos de invierno en 1936 que vieron su falta de recursos y preparación cuando se enfrentaron a las pruebas como cuenta Benjamín Prado en “Todo lo carga el diablo”.
Mucho se ha avanzado y más si observamos que en España se ha recompensado a atletas por sus medallas, según metal obtenido, con igual cantidad para mujeres y hombres. ¿Pero eso indica que la igualdad en el deporte se ha conseguido? Sólo hay que mirar los indices de audiencias. Salvo excepciones en deportes muy feminizados, la gente que ve la participación masculina es mucho más numerosa que la femenina. ¿Influirá que los medios visuales y escritos dedican mucho más espacio a los unos que a las otras?
Por otro lado, el apoyo y la motivación que reciben desde la infancia niñas y niños para dedicarse al deporte todavía se decanta por los chicos. Y una vez que consiguen entrar en el pequeño grupo de la élite deportiva, tampoco hay una igualdad satisfactoria, ni se le acerca, empezando por los sueldos y patrocinios. Comienzo con una frase de Olga Viza, una de las reporteras deportivas pioneras en la televisión, en una entrevista que le hacía el Diario Relevo:
“La de medallas olímpicas que se han quedado en un Tampax”.
Creo que la frase lo dice todo y queda poco por aclarar. Y dejamos para otro día lo que han tenido que trabajar las comentaristas deportivas para que se las pongan en plano de igualdad con sus compañeros.
EL DILEMA DE LA MATERNIDAD
Hablando de Tampax, comenzamos con el tema de la maternidad. Cuando la vida de las y los deportistas se va alargando por años y se puede llegar a la madurez con excelentes rendimientos, el tema de la maternidad es un dilema para las deportistas, nada que ver con la paternidad que nadie pregunta. El primer dilema lo tienen en los contratos que firman con las empresas patrocinadoras que muchas veces exigen no ser madres. Es verdad que las grandes marcas han ido cambiando a medida que las deportistas tras su maternidad han obtenido los mismos resultados que antes, pero aquí tenemos el caso de Blanca Manchón.
En el momento que se hizo público su embarazo dejó de tener apoyo de la federación y su patrocinador rescindió el contrato. Tuvo que entrenar sola y sin ayuda para demostrar siete meses después, al ganar el campeonato del mundo, que seguía estando a la misma altura. Eso ocurría en 2016, pero…
¿Eligen libremente las deportistas ser madres sin ningún tipo de problemas?¿El derecho a la lactancia, el cuidado… se considera y se ha resuelto?.
EL ODIO A LOS CUERPOS NO NORMATIVOS»
Por eso los gestos son tan importantes y esa imagen de la arquera de Azerbaiyán, Yaylagul Ramazanova, luciendo su barriguita de seis meses y medio mientras dispara, ha resultado especialmente atractivo y no sólo por la belleza de la imagen, sino por lo que tiene de reivindicación: naturalizar y visibilizar los procesos y aceptar el derecho a vivir su cuerpo como considere cada persona sin que los límites se impongan desde fuera.
Hablamos de límites, la gordofobia y los ataques a los cuerpos “no normativos” es una constante de la que no se libran las Olimpiadas. La jugadora española de waterpolo, Paula Leitón ha sido víctima en redes sociales de ataques del tipo “¿No se vació la piscina?” “¿alguien sabe si flota o se hunde?”
Pero ella, muy consciente de la importancia de su papel en el equipo, responde empoderada: «Creo que la gente que pone esos comentarios piensan que van a hacer daño. Sé cómo es mi cuerpo, lo quiero muchísimo, lo trabajo para lo que es mi vida, que es este deporte. Me dan absolutamente igual, acabo de ganar un oro olímpico que es el sueño que tengo desde que soy una enana».
EL RECHAZO Y EL SEXISMO
También dentro del mundo de las redes se han podido leer opiniones ofensivas y sexistas cuando el equipo de fútbol perdió contra Brasil, del tipo “El fútbol femenino es vomitivo, absurdo” que generaliza a todo el fútbol femenino, no al partido concreto que puede gustar o no. Sin embargo, muchas menos voces se oyeron alabanzas al gol de diez que metió Alexia Putellas en el partido contra Nigeria.
Y seguimos con las ofensas y comportamientos sexistas resumidos en dos:
El padre de la judoka croata Barbara Matic, medalla de oro en Judo-70 kg, ha sido denunciado por una voluntaria al recibir de él un beso en la boca sin consentimiento.
Doble falta: contra la voluntaria, pero también contra su hija a la que fastidió uno de los días más importantes de su vida.
Por otro lado, la cadena de televisión Eurosport ha despedido a su comentarista Bob Mallard por su comentario sexista cuando las nadadoras de 4 X 100 femenino terminaron su participación y salían los equipos ganadores a recoger sus medalla. Esta fue la frase sin comentarios porque me embalo: “Ya saben como son las mujeres… dando vueltas, maquillándose”.
Seguro que podría poner muchos más ejemplos del sexismo en el deporte por ejemplo los casos de abusos de entrenadores y demás personal técnico o directivo a atletas. Cómo sigue brillando la gimnasta Simone Biles. Tuvo un colapso, habló de esos abusos que posiblemente ayudaron al bloqueo y ha salido reforzada, consiguiendo dos oros y una plata en pruebas individuales y otro oro por equipos.
LAS TRANS
Otro tema. Complicado, dífícil de solucionar, que ha dado que hablar mucho en los juegos es el conflicto que plantean las mujeres intersexuales.
«¿Son mujeres y tienen derecho a participar y ser respetadas? Por supuestos que sí y me entristecen las opiniones viscerales y ofensivas que han recibido.»
Esto no quita para que seamos consciente que participan con una ventaja manifiesta. ¿Qué solución tiene?. Yo no lo sé, pero entran en colisión los derechos de unas y otras participantes y el COI tendrá que buscar con serena objetividad una solución justa para unas y otras. Esperemos que la logren.
Y EL CUENTO DE LA RIVALIDAD
Y para terminar, con la literatura clásica tan abundante que hay sobre la rivalidad malsana entre mujeres, de nuevo la realidad demuestra lo contrario. Admirable gesto de nuestra jugadora de badminton, Carolina Marín, en ese momento de dolor físico y rabia emocional porque su lesión le impedía lograr medalla cuando la tenía a un paso, de animar a su contrincante a lograr el oro “porque lo merecía” y la respuesta de agradecimiento de He Bing Jiao que no consiguió el oro, pero sí una más que honrosa plata y salió a recibir su medalla con el pin de España, muestra una vez más la sororidad entre nosotras como algo habitual que nos refuerza como mujeres.
Y sigo con mis gafas violetas para mirar el mundo aunque a veces se empañen, porque hemos mamado un mundo patriarcal con un deporte masculino y muy masculinizado y cuesta superar la colonización. Seguimos en ello.
Paula Gómez Rosado es escritora y feminista