UN PELLIZCO EN EL ALMA Y UN BUEN SABOR A LITERATURA
Por Paula Gómez Rosado
“Diario de una loca”, que yo añadiría bastante cuerda, es el libro de una feminista y además es un libro feminista que no es lo mismo. Es el libro de una feminista y, cuando se escribe honestamente de lo que nos mueve, nos remueve y nos conmueve, nos retratamos como somos sea el tema tratado el que sea. Y en este libro se retrata y bien porque habla de mujeres haciendo visibles sus méritos y denunciando las trabas y violencias sufridas. Por tanto, vindica y reivindica a y para las mujeres a lo largo de todo el libro y eso es lo que ha hecho y sigue haciendo el feminismo.
Por otro lado, no es solo un libro, son tres libros muy diferenciados:
La primera parte, «Trece mujeres», sería el primer libro. Nos cuenta la vida de trece mujeres reconocidas, muy bien escogidas por ser grandes artistas y llevar una vida extraordinaria. Esta parte conformaría un primer libro maravillosamente literario en tres aspectos: la información de esas artistas, la mayoría escritoras, tocadas por la tragedia; la opinión personal que suma la visión crítica desde nuestro presente y los poemas.
Me paro en estos, extraordinarios poemas con un lenguaje potente y bello, como muestran los versos del poema dedicado a Alejandra Pizarnik:
“… El sol me lo llevo entre los dientes.
Carezco ya de mundo
y el tiempo se acumula en cincuenta porciones de piedad
o cincuenta dosis de sentencia… ”
La alusión a su suicidio ingiriendo 50 pastillas de Seconal se expresa en estos versos con un lenguaje literario fuerte, en ellos caben toda la rabia y el dolor amargo de un vivir que se rebela contra la vida:
«Cincuenta porciones de piedad/cincuenta dosis de sentencia. ¿Qué fue/qué es cuando alguien decide decir “basta”?.
Ana Deacracia nos pone en esa tesitura profunda y difícil de llegar al fondo de las grandes cuestiones de la vida. Admirable la capacidad para ponerse en el lugar de cada artista hasta que consigue hacernos sentir en nuestra propia piel la rabia y el dolor que se supone vive la protagonista del poema. Leerlos nos deja un pellizco en el alma y un buen sabor a literatura con mayúsculas.
Pongo este ejemplo estos primeros versos del poema dedicado a Marga Gil Roëset, en las que se evidencia claro esa empatía con la poeta del 27:
“Yo quiero ser de piedra.
Ellas no se lamentan ni sienten lo más mínimo.
Ser de carne me abre la carne en dos
hoy que el sol no es más que un hipócrita hortelano
sembrando la vida para otros”
La rabia e impotencia ante la enfermedad aparece muy bien reflejada con ese asemejarse a la piedra dura e insensible, ese uso de la expresión popular “abrir la carne en dos” no necesita explicar todo el dolor que encierra y esa maldición al sol “que siembra vida en otros” es una imagen potente y bella, visual donde las halla y dura, dureza que va creciendo a medida que avanza el poema para terminar con “dispararé entre ceja y ceja al corazón”.
La segunda parte «DeConstrucción» me resulta un libro intimista donde los poemas
muestran el al de la autora, sus inquietudes ante una realidad que aunque resulte dura, se expresa con suavidad, como de confidencia.
En esta parte podemos leer poemas que reflejan la vida cotidiana como “Sin darme cuenta” que comienza con:
“Mi madre me enseñaba a coser,
me acercaba a la tela y a la aguja
como quien abre un libro”
Y fregaba los platos subida en un banquito para llegar al fregadero…comienza a plantear su rebeldía en este verso maravillosamente gráfico:
“me preparaba para ser útil como una lavadora”
Y acaba con estos cinco versos que dicen tanto de su alta valoración a su madre y a la vez no entender su sumisión a la educación recibida:
“Ella, que era un poema y haz de luz,
sonrisa y calidez, amiga y fuego,
no era capaz de ver que la vida
no consistía solamente en ser feliz
al colocar el bellísimo jarrón sobre la mesa.”
Llama la atención el cambio del lenguaje poético, a diferencia de esa primera parte en el que destacaba el lenguaje potente con imágenes fuertes muy visuales y el uso de palabras duras con un vocabulario que podríamos llamar culto, estos poemas tienen un vocabulario de cotidianidad, sin grandes imágenes deslumbrantes, sin renunciar al trallazo que pude suponer ese “…colocar el bellísimo jarrón sobre la mesa” que alude de manera más poética a la frase coloquial “mujer florero”.
Y podría seguir con otros ejemplos, pero me voy a para en este maravilloso poema “Aspasia era puta porque Aspasia era libre”, que ya es en el título toda una declaración de principios muy clara y que comienza:
«Cuando a Aspasia se la acusó de puta
por negarse a Sócrates,
hubo poetas que repitieron a coro su mejor loa:¡Puta, puta, puta!
No salieron en la televisión porque entonces no había,
pero fueron de ciudad en ciudad con este cántico
A Aspasia la consideraron puta por ser maestra de sabios,
por haber elegido varón,
porque al enviudar volvió a elegir al hombre
con el que pasar el resto de su vida,
por parir a los hijos de quien le dio la gana.
Aspasia era puta porque Aspasia era libre».
En este poema, muy distinto al anterior, de tema menos personal y, por tanto nada intimista, observo algunos elementos comunes: la rebeldía contra el papel que en la sociedad patriarcal nos han asignado a las mujeres, hablar de nuestra realidad cotidiana con naturalidad y a la vez esa reflexión profunda que se resume en el último verso de esta estrofa, sentencia clara “Aspasia era puta porque era libre”. E insisto en ese lenguaje coloquial no exento de belleza, lo bello de las cosas sencillas.
Y el tercer libro, serían los textos en prosa de «Reflexiones íntimas de una loca»,
constituidos por una serie de artículos en los que reflexiona de forma profunda y con conocimiento teórico y práctico sobre distintos aspectos de la vida de las mujeres y con un pensamiento que si bien impregna toda la obra, aquí se pone a la altura de muchos ensayos feministas de autoras reconocidas.
Comienza con “Hombres dioses” en las que enumera y comenta las distintas opiniones sobre nosotras expuestas por grandes libros de la Biblia y que dan para tanto o la siguiente “La religión de la guerra” sobre los males de los enfrentamientos armados, otros sobre los derechos, o el feminismo, todas desde esa óptica feminista que atraviesa todo el libro y esa mirada profunda que va a la raíz y no se queda en lo visible. Destacar que estos artículos están bien estructurados y con argumentaciones de peso y especialmente notable es la documentación con citas certeras de autoras y autores de reconocido prestigio y expertas/expertos en la materia de la que se trata.
Para resumir: libro con la belleza y profundidad de la mejor poesía y las reflexiones de
quien, con una gran formación, se cuestiona sin miedo y llegando hasta lo más profundo, la vida y el sentir de otras mujeres y de sí misma, desde una mirada feminista. Libro para tener de cabecera y echar una ojeada cada noche después de haberlo leído y releído.
Paula Gómez Rosado es escritora.
ANA DEACRACIA nace en Huelva en 1964. Tiene escritos dos poemarios: «A orillas de un poema» (1989) y «Déjame besar a la luna en la boca» (2016). Recientemente ha participado en los encuentros: «Voces del Extremo» en 2016 y «Verdes Escritores y Creadores» también en 2016.
Tiene una extensa obra publicada en diferentes antologías nacionales e internacionales: “Combinados poéticos” de Uberto Stabile, “Aguas Vivas” de Pedro Jubilot, “Grito de Mujer” de Jael Uribe, etc. así como en revistas y blogs de considerable difusión.
Blog: anadeacracia.blogspot.com.es