- Feminista y poeta portuguesa, nacida en Lisboa en 1956, ha fallecido en Porto a los 66 años de edad, tras una larga enfermedad.
- Traductora, investigadora, escritora y profesora de la Facultad de Letras de la Universidad de Porto, Amaral tiene más de 20 libros publicados entre poesía, ensayo, relatos , novela y literatura infantil.
- Fue una figura clave en el movimiento feminista portugués y autora del primer «Diccionario de Crítica Feminista».
- Recibió el premio reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2021.
Por Carmen Herrera Castro
Ana Luísa Amaral ha sido una mujer comprometida con la literatura, con el movimiento feminista y con la lucha en favor de los oprimidos. Decía que “el feminismo se puede resumir en una expresión: derechos humanos” y sobre la poesía, su gran pasión, que es «un antídoto contra la barbarie y el odio»…
En una entrevista reciente definió así lo que suponía para ella la literatura: «escribo lo que siento, escribo porque necesito escribir, como necesito comer o leer, una necesidad casi física». Aquí traemos uno de sus poemas en portugués junto conn su traducción:
ALEPPO, CALAIS, LESBOS,
OU, POR OUTRAS PALAVRAS,
quero falar do que antes eram ruas,
avenidas bordadas a casas e palmeiras,
dos tapetes que outrora,
em imaginação nossa, voavam de magia
e que agora se esfumam de outras formas,
as mais rasas.
Ou do tempo da poesia antes, quando os barcos
entravam, esguios, e a palavra se fazia
a nitidez de imagem, da violência depois e deste tempo,
porta de entrada em rudes barcas para a violência
em séculos agora.
Ou ainda dos carreiros de gente
a parecerem oceanos a lentes de distância, grandes planos,
mas que, partida a gente em gente singular, sobra em nomes
inteiros, gostos próprios, distintos sofrimentos, músculos
de sorrir diferentes todos,
ah, se a amplíssima lente
se transformasse, estreita, em microscópio de vida.
Do que vejo de longe e num écran,
não consigo falar usando redondilha,
versos redondos, uma sintaxe igual e certa.
Só consigo estas linhas em que queria falar das outras linhas
feitas de outra matéria, real e dura, explodida, essa,
detida por coletes e armas cor de fumo,
e, ao lado dos oceanos de gente,
os sedimentos que vivem noutras gentes,
as vizinhas a mim, o ódio construído lentamente
a rasar a abominação.
Do que chega em olhar, das camadas de séculos em que tudo
parece mercadoria fácil de esquecer,
ou então que o desterro nos ficou raso aos genes
e só ele é lembrado, e ele sozinho serve para insistir o horror,
de tudo isso não há forma de verso que me chegue
porque nada chega de conforto ou paz.
Mas que o furor persista,
e que neste recanto ao canto desta Europa,
mesmo sem vergonha de estar quente e longe,
e protegida sob uma lente amplíssima
que só deixa passar, finíssimas, meia dúzia de imagens:
ou, por outras palavras, a cegueira –
mesmo sem palavras: o furor –
ALEPO, CALAIS, LESBOS,
O, EN OTRAS PALABRAS,
quiero hablar de lo que antes eran calles, avenidas bordeadas de casas y palmeras, de las alfombras que una vez,
en nuestra imaginación, volaron con magia y que ahora se desvanecen de otras formas, las más simples.
O de la época anterior de la poesía, cuando los barcos entraban, esbeltos, y la palabra describía
la nitidez de la imagen, tras este tiempo violento
convertida en puerta de entrada en rudas barcazas
a la violencia.
O incluso de los caminos de la gente
que con el catalejo parecen océanos pero, vistos como personas individuales, tienen nombres
y gustos propios, sufrimientos diferentes, músculos
de sonreír diferentes todos,
ah, si la amplia lente
se convierte, estrechándose, en un microscopio de vida.
De lo que veo de lejos en una pantalla,
no puedo hablar con letra redondilla,
con versos redondos, sintaxis clara y uniforme.
Solo consigo estas líneas donde querría escribir otras líneas.
hechas de otra materia, real y dura, reventada, ésta, sostenida por chalecos y armas color de humo,
y, junto a los océanos de la gente,
los sedimentos que viven en otras personas, las cercanas a mí, el odio construido lentamente
para raspar la abominación.
Basta una mirada, desde el poso de siglos en que todo
parece una mercancía fácil de olvidar,
o bien que el destierro se hincó en nuestros genes y solo él es recordado, y solo él sirve para insistir en el horror,
de todo esto no hay forma de verso que me alcance porque nada viene del consuelo ni de la paz.
Pero que persista la rabia,
y que en este rincón de esta Europa,
aun sin vergüenza de estar caliente y lejos,
y protegida bajo una lente lejana
que sólo deja pasar, muy finas, media docena de imágenes:
o, en otras palabras, la ceguera –
incluso sin palabras: la rabia–
Carmen Herrera Castro es presidenta de la Fundación María Fulmen, médica y poeta.