.-Benidorm Fest renace con polémica, después de 15 años, para elegir al representante de España en Eurovisión 2022.
.-Yo también soñé con una teta de 35 metros en Turín.
Poco después de las once de la noche del pasado sábado, las televisiones españolas se inundaban de pechos. Sí, han leído bien, de pechos. La cantante catalana, Rigoberta Bandini, pisaba con fuerza el escenario para interpretar Ay mamá, su tema para Eurovisión Turín 2022. Enfundada en un vestido creado por Joan Ros y acompañada de su cuerpo de baile, la artista de temas como Perra, hacia historia casi sin saberlo para el universo feminista. Es difícil, por no decir imposible, encontrar una edición en la que España presentara una apuesta tan firme y con un mensaje tan claro como este: “No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas, sin ellas no habría humanidad ni habría belleza, y lo sabes bien”. Bandini presentaba con su canción una crítica a la extrema censura que en pleno año 2022 siguen haciendo algunos medios de comunicación y portales digitales como Facebook, Instagram o TikTok a los pezones. Pero solo a los femeninos, catalogados en las redes como contenido inapropiado.
Tanxugueiras: tierra pura en gallego. Aida Tarrío y las hermanas gemelas Olaia y Sabela Maneiro, también se presentaban como favoritas a este Benidorm Fest, anteriormente conocido como Festival de la Canción de Benidorm y que ha sido el encargado, además de elegir a quien representará a España en Eurovisión, de ser catapulta para estrellas de la música como Raphael o Julio Iglesias. Las gallegas actuaban en segunda posición y, tras la polémica desatada en la semifinal sobre el voto del jurado (del que ahora más tarde hablaremos) y su puesta en escena, llevaron hasta el Palau l’Illa el origen celta, la esencia gallega y una fuerza rompedora palpable en su escenografía y en el negro y dorado de su atuendo.
Su mensaje era claro: llevar el lenguaje inclusivo por bandera, derribar fronteras, enseñar Galicia al mundo y demostrar que España no es solo guitarra, cante y compás, sino que somos un país rico en culturas diversas, tradición y lingüística.
CUATROCIENTAS CANDIDATURAS
El concurso, que ya dejaba atrás dos jornadas de semifinales y que en un principio recogió más de 400 candidaturas, contó con la representación de seis candidatos más en la Gran Final del Benidorm Fest. Rayden, interpretando A llorar a la calle de la llorería; Varry Brava, con Raffaella; Xeinn y su ECO; Gonzalo Hermida, ausente en las galas por contagiarse de la Covid-19, aunque se mostró su videoclip de Quién lo diría, Blanca Paloma con Secreto de Agua y por último, la canción vanagloriada de la noche: SloMo, de Chanel.
CHANEL: EL JURADO FUE LA CLAVE
Apréndanse bien su nombre porque será la encargada de representar a España en Eurovisión en la ciudad italiana de Turín el próximo mes de mayo. Pero ¿cómo? ¿por qué? El porqué está claro: fue la favorita de la noche, aunque no la de todas y todos. El cómo es algo más controvertido. Chanel mostraba su tema SloMo como finalista del Benidorm Fest, pero no como clara vencedora en las quinielas. Su apuesta, menos arriesgada que Ay mamá o Terra de Tanxugueiras, amalgama sones latinos con una base instrumental típica de sábado noche. Eso sí, con una coreografía impecable, un cuerpo de baile acorde y brillante y una voz medida compás a compás. Quizás fueron esos los ingredientes que llevaron a esta joven cubana a proclamarse ganadora de la noche de la canción, aunque el jurado fue la clave. Afirmo esto porque principalmente, fue el jurado quien elevó a Chanel al estrellato otorgándole la máxima puntuación. En concreto, fueron Myriam Benedited, Natalia Calderón, Estefania García, Marvin Dietman y Felix Bergsson, jurado profesional del concurso y con un peso del 50% del voto, los encargados de otorgar 51 puntos a Chanel, 46 a Rigoberta Bandini, 39 a Blanca Paloma, 37 a Rayden, 30 a Xeinn, 30 a Taxugueiras, 25 a Varry Brava y 12 puntos a Gonzalo Hermida.
El concurso transcurrió con la resolución del voto demoscópico, un voto emitido por 350 personas en representación de la población española. Ninguna de ellas estaba relacionada con la industria discográfica, el periodismo, el sector televisivo, la publicidad o los estudios de mercado. La suma de sus valoraciones suponía el 25% del resultado final y su reparto de votos concluyó de la siguiente manera: 30 puntos para las gallegas, 25 puntos a Chanel, 20 para Rigo, 18 para Hermida, 15 para A llorar a la calle de la llorería, y 12, 10 y 5 puntos para Varry Brava, Blanca Paloma y Xeinn, respectivamente.
Y por fin llegó el final. El momento más esperado de la noche, de la semana, o incluso de los meses para los verdaderos eurofans. Llegó el momento de que el público, el voto del pueblo, diera su opinión sobre lo que quería ver el próximo mayo en Turín: un voto que se uniría a los ya contabilizados. 96 puntos para Chanel, 91 para Rigoberta Bandini y 90 para Tanxugueiras. Fin del concurso.
Se hizo el silencio y llegó la sorpresa. Nadie imaginó que esto fuera a ocurrir, y no porque no fuera justo, sino porque eran tanta la empatía y el apoyo popular a la lucha activa que Ay mamá o Terra querían enseñar a Europa, que nadie (o casi nadie) podía esperar que finalmente fuera SloMo la ganadora de esta gran final.
Twitter se inundó de opiniones que convirtieron en hashtag frases como #BenidormFest o #ElFestivalquetuquieres. Hubo quien expresó su alegría o su descontento. Muchos hablaron de tongo o incluso denunciaron que hubo mensajes que no se llegaron a contabilizar. Las críticas tiñeron masivamente los mensajes en la red del pájaro azul.
Porque al final fueron cinco personas las que decidieron la candidata ideal para Eurovisión, desoyendo y despreciando lo que querían los eurofans y los espectadores.
Visto lo visto, como espectador de la polémica saco dos claras conclusiones al respecto: que España llevaba mucho tiempo (y necesitaba) unirse como país, algo que si ha logrado el Benidorm Fest, y que esa euforia desmedida la consiguieron ellas: las mujeres. Primer, segundo y tercer puesto, todo un pódium de mujeres. Cada una con un mensaje, con una ilusión distinta, pero todas mujeres. Quizás para muchos de los votantes sí que ha habido fronteiras y sí que han dado miedo nuestras tetas. Pero mujeres, aquí ha ganado el feminismo.
Melchor Villalba