CUANDO LA TORPEZA POLÍTICA REVICTIMIZA A LAS MUJERES
Por Nani Carvajal
.-Las mujeres somos las primeras perjudicadas, incluso con riesgo de la vida, cuando se cometen negligencias políticas o errores en la gestión de nuestros derechos y avances en igualdad.
.- Los casos de los fallos en las pulseras telemáticas antimaltrato y en el cribado preventivo del cáncer de mama en Andalucía demuestran la incapacidad de gestión de sus responsables políticos, sean nacionales o autonómicos y por muy feministas que se definan.
-Las consecuencias de estos errores exigen ética y políticamente la dimisión de sus responsables, pero en nuestros partidos patrios la autocrítica ha desaparecido y solo se pide que rueden cabezas cuando la pifian los demás.
.- Las investigaciones internas anunciadas en ambos casos esclarecerán, sin duda, los datos reales pero no garantizarán otros fallos futuros al mantenerse al frente de los mismos organismos los mismos cargos que han demostrado su incompetencia.
De un tiempo a esta parte, las mujeres resultamos ser las principales víctimas de los errores que se cometen en la vida política. Acabamos siendo las primeras perjudicadas incluso con riesgo para nuestras vidas, cada vez que alguien descuida una norma, un reglamento, un papeleo, un trámite, un asunto, un mandato… que nos afecta. Lo comprobamos a menudo pero hace unos días este efecto se convirtió en axioma cuando conocimos, gracias a la Memoria Fiscal del año, los fallos ocurridos durante al menos 8 meses en el sistema de las pulseras antimaltrato que garantizan el alejamiento de los agresores del entorno de las víctimas por orden judicial. Y más recientemente en las lagunas detectadas en el protocolo del sistema de cribado de cáncer de mama del Servicio Andaluz de Salud.
Ambos errores, fallos o negligencias, como quieran calificarse, se basan en desaciertos y/o descuidos a la hora de organizar y regularizar asuntos tan vitales para las mujeres como su propia integridad física y su derecho a la salud. En la Junta de Andalucía hacen millones de mamografías al año pero en las referentes al cribado preventivo del cáncer de mama les faltaba en el reglamento de actuación una disposición que indicara qué hacer cuando los resultados de la prueba no son ni positivos ni negativos sino dudosos para las pacientes analizadas. Al no disponer de una orden clara sobre cómo actuar, la decisión de advertir a las afectadas por ese supuesto no se ejecutó y, como consecuencia, se han dado casos de mujeres que han desarrollado un cáncer más peligroso del que hubieran podido tener de haberse actuado con la prevención necesaria.
No se sabe aún oficialmente cuántas mujeres se han visto perjudicadas por esta ausencia de normativa aunque desde la consejería de Salud se habla de 2.000 y se remite el número exacto a una investigación interna para determinar responsabilidades que estará terminada en un mes. Al menos, eso es lo que ha acordado la consejera de Salud y Consumo, Rocío Hernández, con la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama, AMAMA, con sede en Sevilla, después de que esta organización denunciase los sucedido tras hacerse eco de las protestas y reclamaciones de numerosas mujeres afectadas.
Hasta el momento, por parte de la Junta de Andalucía no se han depurado responsabilidades políticas, que sin duda las hay, aunque sí ha pedido disculpas a las víctimas el presidente Juan Manuel Moreno Bonilla y asegurado que además de la investigación anunciada se llamará a todas las posibles perjudicadas en un intento de resarcirlas.
AMAMA DENUNCIA NEGLIGENCIA Y MIEDO: La Asociación de Mujeres contra el Cáncer de Mama, AMAMA, denunciante en nombre de muchas de las mujeres perjudicadas por las negligencias en la prevención de esta enfermedad derivada de la gestión del Servicio Andaluz de Salud, ha hecho público recientemente un comunicado en el que recuerda que ha exigido a la Junta que «se depuren todo tipo de responsabilidades hasta sus últimas consecuencias» y que desde la asociación no pueden «cuantificar aún el número de afectadas» ya que sufren el colapso de correos y teléfonos ante «las cientos de llamadas de mujeres alertadas, y lo que es peor, con miedo» que les llegan. Afirma AMAMA que la Junta se equivoca cuando justifica no haber alertado a las mujeres con mamografías dudosas para no «generarles ansiedad», como ha dicho el presidente de la Junta, y asegura en cambio, que se les ha provocado «más cáncer, más gravedad y menos posibilidades de curación». Desde la asociación se plantean una demanda colectiva.
En el caso de los fallos en las pulseras antimaltrato, debidos a una modificación del sistema provocado por el cambio de empresa adjudicataria y la correspondiente transmisión de datos, se sabe fehacientemente que en la actualidad son unas 4.500 las que están en vigor impuestas a sendos maltratadores y, naturalmente, el mismo número de mujeres cuya seguridad está pendiente de las mismas. La denuncia, que esta vez partió de una comunicación oficial, cogió de sorpresa al ministerio de Igualdad, órgano responsable de los dispositivos que conocía a la perfección lo que venía sucediendo con las pulseras, a cuyos errores técnicos en el sistema de volcado de datos se sumaron después problemas en los propios dispositivos, como han venido alertando jueces, víctimas, instituciones de seguimiento y hasta el CGPJ. O Igualdad infravaloró estos fallos, o no tenía intención de hacerlos públicos o las dos cosas a la vez.
Lo cierto es que la ministra, Ana Redondo, ha comparecido dos veces, una en el Congreso y otra en el Senado, negando estos hechos o tratándolos de bulo, utilizando una estrategia comunicativa fallida que agrava la negligencia al intentar disimular su responsabilidad directa y la de su antecesora en el cargo, Irene Montero, que fue quien decidió el cambio de empresa concesionaria de los dispositivos. El sistema de pulseras antimaltrato ha demostrado fallos relevantes de los que fueron alertados en su momento hasta tres ministerios sin que se solucionaran. Las propias palabras de la ministra resultan contradictorias: en en Senado anunció la creación de una investigación exhaustiva. Algo a todas luces innecesario si, como ella misma dice, el sistema hubiera funcionado perfectamente.
Aquí tampoco se han depurado responsabilidades políticas y, hasta el momento solo ha pedido disculpas la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género. La ministra se ha limitado a disculparse por el “ruido generado” y no por el riesgo al que el sistema ha expuesto a las mujeres debido a una deficiente gestión política y administrativa.
Felizmente, las graves deficiencias demostradas tanto en la protección de las víctimas de malos tratos en todo el país como en la prevención del cáncer de mama en Andalucía no han tenido por ahora consecuencias mortales para las mujeres, pero sí han generado en el primer caso patologías de ansiedad, temor y estrés y en el segundo, el desarrollo de la enfermedad cancerígena a diversos niveles, incluido el de amputación mamaria según ha denunciado una de las víctimas.
MALICIA NO, NEGLIGENCIA SÍ
Los errores en la gestión sanitaria andaluza y en la de protección contra la violencia machista en el ministerio de Igualdad han llevado a las mujeres a situaciones de riesgo en su integridad física absolutamente reales y a diversas escalas, aunque por supuesto queremos creer, sin pretenderlo. En consecuencia, desde el feminismo lamentamos, rechazamos, protestamos y condenamos estos dos asuntos recientes – como hemos hecho con otros anteriores- que aunque no son los únicos (1), han conseguido revictimizar a las mujeres: la madre de todos los desaciertos políticos. En ellos encontramos además otras similitudes igualmente nocivas para las víctimas:
– En los dos se han abierto investigaciones. En el caso del cribado del cáncer de mama también lo hará la Fiscalía a petición del Defensor del Paciente y, de oficio, el Defensor del Pueblo andaluz.
– Uno y otro asunto están siendo utilizados como dardos políticos por las fuerzas de oposición al partido que ha cometido la mala gestión. Así, el PP, Vox y tímidamente Sumar cargan contra el PSOE que gestiona el Ministerio de Igualdad. Por contra, en Andalucía, son los socialistas y otras fuerzas de izquierda las que arremeten contra la consejera de Salud, Rocío Hernández y el PP que gobierna la comunidad autónoma. Aunque también se les ha unido VOX
-Los partidos responsables de ambos dislates se echan mutuamente la culpa y se exigen uno a otro que rueden cabezas con idéntica falta de autoridad moral ya que que ninguno reclama la dimisión en sus propias filas ni reconoce sus correspondientes errores.
– Los dos escándalos están teniendo una importante repercusión mediática puesto que las víctimas no han dudado en dar la cara y contar sus casos respectivos, claridad que contrasta con las brumosas explicaciones que se dan desde Igualdad o desde la consejería de Salud de la Junta.
-Varias Asociaciones de mujeres han desempeñado en los escándalos de marras un papel relevante. La primera denuncia por los fallos de las pulseras la presentó en una reunión oficial sobre Violencia de Género la asociación «La Volaera» de Granada en 2004, aunque también avisó de ellos durante años la Fundación Ana Bella y los reflejó «Mujeres Juristas Themis» en un estudio realizado para el Ministerio. En cuanto al cribado de cáncer de mama ha sido la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama, AMAMA, la denunciante después de que muchas de las afectadas acudieran a ella al desarrollar la enfermedad sin haber tenido comunicación alguna de la Junta sobre el resultado de sus respectivas mamografías.
– Los términos errores, fallos, negligencias o escándalos políticos son utilizados indistintamente para calificar los daños o consecuencias de cada uno de los asuntos, por parte de los partidos responsables de los mismos cuando se sitúan en modo inculpador del contrario. Daños que han calado profundamente en la ciudadanía cada vez más disgustada con el comportamiento de la clase política.
Es indecente hacer sangre con las heridas de las mujeres. Y aún más intolerable tener que resignarnos a que los innegables avances en Igualdad que hemos conquistado a base de esfuerzo y de lucha se acompasen con el sufrimiento en nuestras propias carnes provocado precisamente por la incapacidad de quienes tienen la responsabilidad de ejecutar ese progreso. En política la equivocación se llama dimisión, manque en España esta palabra solo se pronuncie cuando la pifian otros.
Nani Carvajal es directora y editora de Mujeres del Sur.
(1): OTROS ERRORES POLÍTICOS QUE REVICTIMIZAN A LAS MUJERES:
Los casos de los fallos detectados en el cribado preventivo del cáncer de mama y en el funcionamiento de las pulseras antimaltrato no son los únicos que terminan colocando a las mujeres en situación de desventaja o de víctimas. Hay también numerosos despropósitos denunciados por el feminismo en la normativa que afecta a las mujeres, que ni se corrigen ni se intentan comprender desde el poder:
1.- La falta de transversalidad de género en las políticas públicas que se traduce en programas y leyes «neutras», que no reconocen las desigualdades estructurales que afectan a las mujeres en materia de empleo, cuidados, seguridad…etc. Así se perpetúa la brecha salarial, la precariedad laboral femenina y la sobrecarga del trabajo no remunerado.
2.- Fallos palpables en la prevención y respuesta frente a la violencia de género: protocolos insuficientes a los que se unen la revictimización de las mujeres en la atención judicial y la falta de iniciativas para corregir el pavor que las denuncias desatan en las propias víctimas.
3.-Ausencia de empeño en cumplir con la paridad en los cargos de poder.
4.-La sinvergonzonería extrema detectada en buena parte de nuestra clase política que por un lado jura ser contraria a la prostitución y trabajar para abolirla, y por otro la practica debajo de la mesa y, lo que es peor, a veces con el dinero de los impuestos que también pagan las mujeres españolas.
5.- Deficiencias en el ejercicio de los derechos reproductivos que han provocado incluso la urgencia de blindar algunos en la Constitución, como es el caso del aborto por las trabas que se imponen en su práctica.
6.-Desinterés, descuido o tolerancia con numerosas campañas públicas, educativas o de medios de comunicación que se difunden sin el menor atisbo de enfoque de género, por lo que perpetúan el machismo y refuerzan las agresiones sexuales especialmente entre los menores tal como alertan los datos actuales.
Son momentos difíciles para el feminismo, tanto institucional como social, que se ve amenazado por la derecha más ultra y retrógrada, a la vez que intenta sobrevivir a la erosión interna provocada por el fuego amigo en pleno siglo XXI.
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